Desde hace unos días, los conductores que transitan por la carretera N-122, en el pueblo de Nava de Roa (Burgos) se habrán sorprendido por las nuevas señales pintadas en ella. Dientes de dragón y líneas de borde quebradas las ha llamado el Ministerio de Transportes, que es de quien parte la iniciativa. El objetivo es reducir la siniestralidad en las travesías, donde en 2019 fallecieron 19 peatones atropellados.
Las dos marcas van colocadas una a continuación de la otra. En primer lugar, los llamados dientes de león, que son unos triángulos isósceles pintados sobre el asfalto, delimitando el carril que corresponda y que van ganando tamaño a medida que el coche avanza en paralelo a ellos. Indican a al conductor que se encuentra al inicio de una travesía y que, por tanto, debe reducir la velocidad de forma notable. Por eso, visualmente es como si fueran cerrando el hueco, amenazando con ‘morder’ las ruedas.
Proyecto experimental, hay que comprobar su eficacia
A continuación, lo que aparece es una línea quebrada que va zigzagueando a los dos lados de la vía. En este caso, para indicar que nos acercamos a un paso de cebra, que se coloca en la parte con más visibilidad, y que de nuevo conviene prestar atención a la velocidad. Estas segundas señales están pintadas a lo largo de los 30 metros previos al paso de peatones.
Transportes dice que es un proyecto experimental, dentro de la nueva normativa sobre marcas viales que está elaborando a través de la Dirección General de Carreteras. Es decir, que antes de incorporarlas, debe comprobar su eficacia. Porque, dice el ministerio que “la percepción es muy distinta cuando se circula que la que se obtiene con el diseño sólo en papel”; y porque “la interpretación y comprensión de cada usuario también son muy distintas”.