Tres años después de que llegara al mercado el Opel Crossland X, el popular SUV compacto afronta una segunda etapa con una serie de cambios que refrescan su imagen, además de que mejoran su chasis y potencian su equipamiento. Todo para mantener la trayectoria de un modelo que se ha convertido en un éxito, con más de 300.000 unidades vendidas en Europa y sólo por detrás del Corsa dentro de la gama del fabricante alemán.
El Opel Crossland (ahora ya no se llama Crossland X) llama la atención sobre todo por el nuevo frontal, llamado Opel Vizor y muy similar al que ha estrenado hace muy poco el Mokka. Es decir, luce ahora una parrilla frontal cerrada al completo, ya que el aire que necesita el radiador para refrigerar los motores térmicos diésel y gasolina (esta generación no tendrá una versión eléctrica) entra por la abertura inferior del paragolpes, que también ha sido rediseñado.
También en cuanto a su estética, el SUV alemán (aunque fabricado en la planta zaragozana de Figueruelas) estrena pilotos en un tono más ahumado, luce la denominación Crossland ahora centrada en el portón, estrena llantas en toda su gama y recibe una variante de estética más deportiva, denominada GS Line.
A algunos les parecerá extraño que el Opel Crossland y el nuevo Mokka compitan en un mismo segmento, pero desde Opel insisten en que juegan en dos ‘ligas’ distintas y en realidad tienen razón: una más urbana para el Mokka, que mide 4,15 m de largo; y otra más familiar para el Crossland, que con una anchura similar a la de su ‘hermano’ es 2 cm más alto y se estira hasta los 4,22 m de longitud. Y como al Opel Crossland le toca ser una solución para las familas, es muy de agradecer su modularidad interior, con una banqueta posterior deslizante 15 cm en longitud y respaldos posteriores de inclinación regulable y abatibles en proporción 40/20/40. Si plegamos los respaldos (y ponemos la bandeja del maletero en la posición más elevada) el maletero, que ofrece entre 410 y 520 litros según la posición de los asientos, pasa a ofrecer 1.265 en una superficie completamente plana. Y si no los abatimos los pasajeros posteriores cuentan con una correcta anchura, una muy generosa altura y un suelo casi plano en la zona central, para comodidad de quien viaje en el centro.
Esta modularidad de la que hablamos en realidad ya la tenía el modelo que se ha vendido hasta ahora, así que la renovación se ha centrado sobre todo en los acabados. Hemos mencionado antes la terminación GS Line, que será la encargada de cambiar sobriedad por atrevimiento gracias a detalles en rojo en salpicadero, puertas y asientos. Pero también se pueden elegir acabados Edition, Business Elegance y Ultimate, con detalles de serie muy interesantes para este último como la tapicería de Alcantara o los comodísimos asientos delanteros con certifiación AGR, lo que significa que una asociación alemana de médicos y fisioterapeutas los recomiendan para nuestra espalda (en otros acabados será opcional).
En cuanto a equipamiento, podemos contar con sistema Multimedia Navi Pro con navegación 3D, pantalla de 8″ y control por voz, además de cargador de teléfono inalámbrico. El Opel Crossland no ha dado todavía el salto al cuadro de relojes digital, que es un elemento que sí equipará el más grande Grandland cuando se renueve el año que viene. Pero puede llevar un Head Up Display que muestra los límites de velocidad y las indicaciones del navegador, además de la velocidad. También según versiones puede equipar alerta de colisión frontal con frenado automático y detección de peatones, alertas de fatiga del conductor y de ángulo muerto, asistente de aparcamiento y cámara trasera 180 grados, control y limitador de velocidad, apertura y arranque manos libres, volante calefactado, etc.
La gama de motores se compone en gasolina de un tricilíndrico 1.2 turbo en versiones de 110 CV y 205 Nm, y 130 CV y 230 Nm, ambos con cambio manual de seis velocidades y opción de automático de seis para este último. El de menor potencia tiene un consumo medio de 6,1-5,8 l/100 km, mientras que el de 130 CV en versión automática eleva esta cifra hasta los 6,4-6,1 l/100 km. Y es el de 130 CV con cambio manual el que se impone en prestaciones, al pasar de 0 a 100 en 9,9 segundos y alcanzar 201 km/h de velocidad punta. En cuanto a los dos diésel, cumplen con la normativa Euro 6d y ambos parten de un bloque de 1,5 litros con 110 CV y 250 Nm, y 120 CV y 300 Nm, el primero con la transmisión manual y un consumo ponderado de 4,8-4,5 l/100 km, y el segundo con la automática y un gasto medio que se queda en 5,2-4,9 l/100 km.
No hay posibilidad de hibridación ni enchufable, ni auto recargable, ni ligera, y tampoco, como hemos mencionado antes, de motorización eléctrica, lo cual hubiese necesitado una plataforma nueva que sólo podría llegar cuando el vehículo se renueve por completo en una próxima generación.
Aunque el coche ya se puede encargar desde el 27 de octubre, todavía habrá que esperar a febrero para poder contar con el IntelliGrip, que satisface en cierta forma las necesidades básicas que un conductor que no quiere practicar todoterreno espera de la tracción total (el Opel Crossland sólo puede llevar tracción delantera). Permite elegir entre modos Normal/carretera, Nieve (hasta 50 km/h distribuye el par a la rueda que tiene más agarre), Barro (se adapta a este elemento a velocidades de hasta 80 km/h), Arena (gira en igual medida ambas ruedas para no escarben y hundan al coche) y ESP off (funciona hasta 50 km/h).
No hemos sometido al Crossland a terrenos complicados en nuestra toma de contacto, pero sí nos hemos puesto al volante de una versión 1.5 diésel de 120 CV con cambio automático en la situación normal del tráfico urbano con algo de vías rápidas. Las suspensiones, que ofrecen ahora un menor rebote y una mayor compresión, generan la sensación de un sólido aplomo. Tal es así, que si pudiéramos ir de copilotos con los ojos cerrados podríamos creer que vamos en un coche de un segmento superior, aunque supongo que esta sensación estaría matizada por llevar en nuestro caso una versión Ultimate con los asientos AGR. En cuanto a comodidad, la única pega es que el apoyabrazos central sólo tiene una posición cuando lo despliegas, cuando vendría muy bien que su altura fuera regulable para adaptarse mejor a cada estatura.
También ha aprovechado Opel para mejorar la dirección por lo que toca a su precisión, que te deja el poso de notar en tus manos con gran fidelidad cualquier cambio de trayectoria del coche.
En cuanto a los precios, arrancan en 20.650 euros para las versiones Edition, 21.650 para el GS Line, 24.050 para el Business Elegance y 26.850 para el más lujoso Ultimate, pero con la actual campaña es posible tener un Opel Crossland desde 18.200 euros. Según Rocío Jurado, Jefe de Producto del Opel Crossland, será el acabado GS Line con el motor gasolina de 130 CV el más demandado.
Opel Crossland: con nueva imagen, mejor comportamiento y un equipamiento superior
