Mazda está ampliando sus horizontes. Si hasta ahora su SUV más amplio y lujoso era el CX-5, con el nuevo CX-60 pretende competir de tú a tú con aquellos modelos de marcas premium que ronden los 4,7 metros de longitud. Y esto, además, debe aumentar la percepción de calidad en diseño, acabados y tecnología por parte de los conductores con cierto poder adquisitivo.

El nuevo modelo se ha desarrollado sobre una plataforma también nueva que la marca japonesa va a utilizar para sus modelos de mayor tamaño. Porque el Mazda CX-60 se puede tildar sin tapujos de ‘coche grande’: mide 4.745 mm de largo, 1.890 de ancho y 1.680 de alto y tiene un aspecto sólido, robusto. Lo más particular es su alargado capó, aunque también destacan unos laterales sin pliegues, con los que su diseñador dice que los efectos de la luz se dejan notar más; una parrilla frontal muy amplia, los faros muy rasgados y un nuevo color Rodium White.
Interior muy cuidado
Por dentro se nota una alta calidad, con materiales y elementos que entroncan con las culturas tradicionales japonesas, como una curiosa costura en zig-zag. Pero también se ha cuidado mucho la comodidad, que se ha buscado mediante una postura de conducción muy acertada y una magnífica ubicación de los mandos. En ello influye lo accesible de la rueda del sistema HMI, los pedales bien alineados respecto a la columna de dirección, el largo apoyabrazos central a la misma altura que el de la puerta, etc.

En este sentido, la novedad es un sistema que te ofrece una postura ideal de conducción por lo que respecta a asiento, volante, altura de la proyección en el HUD y retrovisores, todo después de que introduzcas en el sistema tu altura y se monitorice la posición de tus ojos. El proceso es muy rápido, pero que te convenza la postura sugerida es solo una posibilidad que en nuestro caso no se cumplió.
Delante debemos añadir dos pantallas de 12,3 pulgadas y un HUD muy grande, que evidencian la tecnología de un coche que ahora te ofrece notificaciones sobre la presión de los neumáticos o las próximas revisiones, te permite abrir y cerrar las puertas a distancia, enviar un destino al navegador, etc, todo ello a través de la aplicación MyMazda.
Y detrás, lo mejor es el espacio para las piernas, superior en unos 5 cm al que ofrece el ya espacioso CX-5. Pasajeros que no viajarán ‘de vacío’ teniendo 570 litros a sus espaldas, una pequeña parte de ellos pertenecientes a un compartimento inferior oculto.

Respecto a los motores, y aunque habrá gasolina y dos variantes diésel con tecnología de 48V (todos de seis cilindros en línea), el primero en estar a la venta es el híbrido enchufable, primero con esta tecnología del fabricante japonés. Cuenta con un motor 2.5 Skyactiv-G de cuatro cilindros con 190 CV y 261 Nm de par, al que se suma otro eléctrico con 173 CV y 270 Nm. En total 327 CV y nada menos que 500 Nm convierten al primer híbrido enchufable de la marca en el Mazda más potente de la historia, lo que le permite pasar de 0 a 100 en 5,8 s pero no destacar en velocidad punta, porque ha sido limitado a 200 km/h.
De momento, solo tracción total
La transmisión es siempre automática de 8 velocidades y cuenta con levas, que valen para actuar sobre el motor térmico pero no permiten cambiar el modo de regeneración yendo en modo eléctrico. Y la tracción es total i-Activ a las cuatro ruedas, pero con predominancia sobre el eje trasero y mayor o menor reparto al tren delantero en función de las necesidades del terreno. Este sistema de tracción es el que montarán también los modelos de seis cilindros diésel y gasolina, pero para estos también estarán disponibles solo con propulsión trasera.

El CX-60 enchufable contará con el distintivo ‘0 Emisiones’ después de haber homologado 63 km en modo eléctrico y siempre y cuando no superemos los 100 km/h. Y no requiere más que 2h 20′ para recargar su batería de 17,8 kWh desde 0 al 100% en un cargador de 7,2 kW.
Además del modo no contaminante, el CX-60 puede ser conducido en modos Sport, Normal, Off Road y Towing, este último con mapas de funcionamiento que suavizan la conducción cuando remolcamos carga pesada, que puede ser de hasta 2.500 kg.
Que no se evidencie casi la entrada en funcionamiento del motor térmico certifica que el habitáculo está muy bien insonorizado. Pero nos ha llamado al atención que se aprecian muy poco las diferencias entre los distintos modos de conducción, y sobre todo entre el Normal y el Sport, en el que apenas la reacción del acelerador gana vigor. De hecho, tampoco cambia el tacto de la dirección asistida eléctrica, un poquito más dura de lo esperado (quizá para dar más sensación de deportividad) vayamos en el modo en que vayamos.

En un coche de 2 toneladas de peso (las versiones de 48V serán más ligeras), que además cuenta con una distancia entre ejes bastante larga (2.870 mm), llama la atención su buena desenvoltura en carreteras reviradas. No es que sea rápido o reactivo, no; se trata de mantener la trazada con mucha fidelidad a lo que le ordena el volante y con un grado muy alto de comodidad.
La postura de cada cual
En esto último tiene mucho que ver la nueva tecnología Kinematic Posture Control (KPC), que de forma resumida lo que hace es aplicar una ligerísima frenada a la rueda trasera interior cuando estamos trazando una curva con el fin de que se reduzca el balanceo de la carrocería. Insistimos en que se trata más de una medida en busca del confort que la seguridad, y además no añade peso extra al coche porque se vale de sistemas y elementos físicos y electrónicos ya habituales.

Por lo demás, era de esperar que su cargamento tecnológico incluyera amplias medidas bajo el paraguas i-Activesense, como el control de crucero adaptativo, que puede incorporar un sistema de adaptación a los límites que anuncien las señales; el sistema de frenada en ciudad, que recurre a una cámara delantera para captar también peatones incluso de noche; la alerta de cambio involuntario de carril con asistencia a la dirección; la alerta de tráfico trasero, etc.
Y entre ellos destaca por novedoso el See-Through View, que muestra las cuatro esquinas del coche en la pantalla de infoentretenimiento para que no arañemos el coche en en zonas complicadas, como callejones o aparcamientos estrechos.
El CX-60 ya se puede encargar en cuatro distintos equipamientos: Prime Line, Exclusive-line, Takumi y Homura. El primero viene calzado con llantas de 18″, luce una parrilla con forma de panel de abeja en negro e incorpora faros full led, tapicería de tela, remates interiores en efecto titanio, asientos delanteros con reglaje eléctrico en seis posiciones, Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos, etc.

El Exclusive Line, por su parte, se distingue por fuera por incorporar pilares B y C en negro brillante, la parrilla frontal con toques plateados y llantas de 20″. En cuanto al interior, el HUD es de serie, como el volante y los asientos delanteros calefactados, estos últimos con regulación en 8 vías.
Tradición artesanal japonesa
La especificación Takuma recurre a detalles en negro brillante para el exterior, incluidas las llantas de 20″. Y en contraste ofrece un cuero blanco nappa, madera natural, costuras ‘colgantes’ (siguen un patrón artesanal llamado Kakenui). Por lo demás, su equipamiento tecnológico equivale al Exclusive Line con el grado Comfort.
Y en cuanto al Homura, también equivalente al Exclusive Line con grado Comfort, los detalles de estilo apuestan por un aspecto más deportivo, con un parachoques frontal cuya parte inferir es más amplia, una parrilla con patrón de panal de abeja y un interior de tonalidad negra.

Los precios del CX-60, de momento solo disponible en versión híbrida enchufable, arrancan en 50.268 euros para la versión Prime-Line, 51.818 para el Exclusive-Line, 57.018 euros para el Homura y 61.868 euros para el Takumi.