Las conexiones del mercado crean oportunidades, pero a veces también problemas. La pandemia que multiplicó el consumo de videojuegos y todo tipo de productos telemáticos a lo largo de muchos meses colapsó la industria de los microchips electrónicos y semiconductores, que se quedó sin stock. Su capacidad de producción se descubrió a partir de ese momento infinitamente pequeña para abastecer la demanda mundial de estos elementos de microelectrónica. Los fabricantes de automoción, empeñados en un proceso de mayor electrificación, conectividad y digitalización eran antes de la pandemia los mejores clientes de esas empresas. Normalmente localizadas en el continente asiático, pero de poseer gran parte del pastel, los constructores de vehículos pasaron a compartirlo con otras empresas de electrónica necesitadas de los dichosos componentes tecnológicos, cada vez más escasos.
Precios de los coches seminuevos
Como consecuencia, los fabricantes de vehículos nuevos han tenido (y tienen todavía) que parar la producción de sus fábricas, ralentizando su actividad y vaciando sus campas, a pesar de que la demanda de vehículos lleva tiempo a la baja. Esta situación ha conducido, primero a elevar el precio de los coches (en España aún más por el Impuesto de Matriculación que ha regido entre enero y junio). Y en segundo lugar, a elevar los tiempos de espera y los precios de los coches seminuevos. Que provenían de los citados stocks de los fabricantes.
Castillo de naipes
Así se ha ido desmontando el castillo de naipes: el aumento en la espera de coches nuevos ha desviado la atención de esos compradores hacia el mercado de ocasión, a los seminuevos especialmente, y al renting flexible. Ante la mayor demanda y la escasez de unidades disponibles, el precio se ha disparado un 12% según algunos analistas del sector. ¿La razón? El cliente quiere los coches mucho antes de lo que tiene que esperar por un coche nuevo (dos, tres o más meses). Gira su vista hacia los seminuevos y de ocasión y se encuentra con que puede encontrar su coche en un plazo de dos o tres semanas y si tiene que pagar un poco más, lo paga. El promedio por coche seminuevo vendido roza los 30.000 euros.