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Híbridos para todos: desde los ligeros hasta los enchufables

Híbridos para todos: desde los ligeros hasta los enchufables

La electrificación del automóvil tardará en convertirse en predominante y todos conocemos sus barreras de entrada: precio, autonomía, infraestructuras de recarga, electricidad no procedente de renovables, movilidad imposible para muchos, daños económicos en empresas, regiones y hasta países…

Pero mientras, a los fabricantes de coches no les queda otra que prepararse para cumplir con las imposiciones legales de emisiones, que fijan 95 gramos de CO2 por kilómetro como dato medio para la flota de coches de cada marca en 2021. En caso contrario, se arriesgan a pagar un potosí: 95 euros por coche y gramo de exceso. Además, la llegada del nuevo protocolo de medición de emisiones WLTP (más duro que el actual NEDC, pero aún realizado en laboratorio), añade una nueva complicación en esa carrera que se vuelve más urgente.

Que los coches híbridos son una opción más que interesante ya es un hecho, pero todavía existen dudas sobre los diferentes tipos que existen en el mercado y en cómo decidir cuál compramos. Te enseñamos cuáles son las características y principales diferencias de los tres tipos de coches híbridos que existen.

Microhíbridos, híbridos ligeros o ‘mild-hybrid’ (MHEV)

Reducir los consumos de los motores de combustión mediante la microhibridación, hibridación suave o ‘mild-hybrid’ es una solución más limitada, pero también más asequible y sencilla que la ‘normal’. El objetivo de la microhibridación es claro. Que el motor de combustión se ocupe únicamente de mover al coche y la electricidad extra de la hibridación responda de lo demás: mover un turbo, accionar el climatizador o la radio, activar una suspensión electrónica y apoyar al propulsor de combustión en momentos de alta exigencia –o para que mantenga la velocidad de crucero– son algunas de esas funcionalidades que en un coche normal se alimentan con la electricidad generada por el motor, que gasta combustible en esas tareas. En cambio, el coche no es capaz de impulsarse sólo con electricidad.

Los fabricantes estiman que la hibridación ligera permite bajar entre un 15% y un 20% las emisiones de CO2 en las mecánicas de gasolina, lo que las equipararía con las diésel. Las ganancias son suficientes para que diversos analistas anuncien que el 55% de los vehículos que se vendan en 2025 ya contarán con ella. Y está anunciado que su mercado se multiplicará por 10 en los próximos siete años y que supondrán el 50% del parque de híbridos repartiéndose el otro 50% los híbridos normales y los enchufables. De hecho, ya se está convirtiendo en un estándar más de la fabricación automovilística.

Expertos de Bosch, Continental, Delphi, Schaeffler o Valeo afirman que esta tecnología es capaz de obtener el 70% de
los beneficios de un híbrido normal con el 30% de su coste. Y hay que recordar que los ahorros de los fabricantes suelen significar ahorros para el comprador. Los microhíbridos más sencillos cuentan con un motor de arranque/generador que va unido mediante una polea al motor principal, añadiendo también una contenida batería de iones de litio de 12 o 48 voltios. Esta batería envía energía al generador para que arranque el propulsor en modo eléctrico (el arranque es uno de los momentos de mayor gasto de combustible) y, también en los instantes de mayor exigencia, en los que este generador apoya y complementa el trabajo del motor de combustión. Incluso desconectará el propulsor principal cuando se pueda circular por inercia.

Híbridos convecionales o no enchufables (HEV)

Aquí el gran precursor es Toyota, que lleva más de 20 años aplicando esta tecnología a sus coches de producción. Un híbrido eléctrico (VHE) es un coche impulsado por dos motores de distinta naturaleza: por un lado, un eficiente motor de combustión y por otro, un motor eléctrico. De este modo, el coche utiliza o alterna ambas fuentes de energía para moverse de una forma más económica y sostenible sin perder las prestaciones de un vehículo tradicional. Es decir, a veces circula sólo en eléctrico y otras con una combinación eléctrica y de combustión.

Lo bueno de los híbridos eléctricos normales o convencionales es que tienen una forma inteligente de gestionar la potencia y de seleccionar qué tipo de propulsión utilizan. En función de la calzada y las necesidades del conductor, el coche repartirá de una forma u otra el trabajo entre ambos propulsores. Otra ventaja es que muchos sistemas híbridos eléctricos permiten recoger y reutilizar la energía cinética, que se escapa en forma de calor al frenar, gracias al uso de frenos regenerativos.

La combinación de un motor de combustión operando siempre a su máxima eficiencia, y la recuperación de energía del frenado (útil especialmente en los tramos cortos), hace que estos vehículos alcancen un mejor rendimiento que algunos vehículos convencionales, especialmente en ciudades muy transitadas, donde se concentra la mayor parte del tráfico, de forma que se reducen significativamente tanto el consumo de combustible como las emisiones contaminantes.

Los vehículos 100% eléctricos se recargan desde una fuente externa, lo que les ocasiona problemas de autonomía de funcionamiento por ausencia de puntos de recarga. Sin embargo, los vehículos híbridos eléctricos obtienen la energía del motor de combustión y con la recuperación de energía durante el frenado. Esto les da similar autonomía que los de combustión interna a costa de algo de perdida de rendimiento frente a ellos por la continua conversión de energía de un formato a otro y las pérdidas por almacenamiento en la batería.Híbridos enchufables (PHEV)

Un vehículo híbrido eléctrico enchufable o PHEV (del inglés ‘plug-in hybrid electric vehicle’) es un vehículo cuyas baterías pueden ser recargadas enchufando el vehículo a una fuente externa de energía eléctrica. El vehículo híbrido enchufable comparte las características de un vehículo híbrido eléctrico tradicional (HEV), ya que está dotado de un motor de combustión interna (gasolina o diésel) y de un motor eléctrico alimentado por un paquete de baterías, pero con la diferencia que éstas pueden recargarse enchufando el vehículo en el sistema de suministro eléctrico.

Además, el sistema eléctrico de los híbridos enchufables es capaz de mover el vehículo por sí solo durante varios kilómetros con las mismas prestaciones (o superiores) a las que ofrece el motor de combustión. Tanto el motor eléctrico como la batería de los híbridos enchufables tienen una mayor capacidad que los de cualquier híbrido ‘normal’ o no enchufable.

De hecho, los coches híbridos enchufables actuales ofrecen una autonomía eléctrica superior a los 40 kilómetros y en algunas marcas premium incluso llegan a superar los 70 kilómetros en modo ‘cero emisiones’. En España esto les permite disfrutar de la etiqueta CERO de la DGT, que proporciona interesantes ventajas y privilegios como bonificaciones fiscales, estacionamiento gratuito sin limitación de tiempo en plazas verdes y azules, además de libre acceso a Áreas de prioridad Residencial incluso durante episodios de alta contaminación ambiental.

El costo de la electricidad para operar un híbrido enchufable en modo exclusivamente eléctrico se estima que es menos de la cuarta parte del costo de la gasolina de un vehículo tradicional. Además, se espera que la mayoría de los usuarios recargue sus vehículos durante la noche, con lo cual se aprovecharían las horas de baja demanda del sistema de generación eléctrica, cuya producción tiene un costo menor.

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