Para corregir «algunas disfunciones» del sistema, la DGT está a punto de revisar y modificar los distintivos ambientales que clasifican a los vehículos en función de sus emisiones (Etiquetas CERO, ECO, B y C). El organismo que dirige Pere Navarro tiene de plazo hasta el 1 de julio para llegar a un acuerdo con los fabricantes y vendedores de automóviles, representados por Anfac, Ganvam, Faconauto y Sernauto. Pero las organizaciones ecologistas también quieren formar parte de la mesa de negociación.
Ecodes, Ecologistas en Acción, Greenpeace y Transport & Environment presentaron el miércoles pasado su propuesta para actualizar las llamadas etiquetas y, entre otras medidas, proponen sacar de la categoría CERO Emisiones –la más limpia– a los híbridos enchufables con una autonomía eléctrica superior a 40 kilómetros y reservarla únicamente para los eléctricos puros y los de hidrógeno. «Si tiene tubo de escape, no puede ser cero emisiones», sostienen.
Además, las organizaciones ecologistas proponen eliminar la etiqueta ECO, que consideran «confusa» y que incluye a los vehículos microhíbridos o Mild Hybrid. Además de enchufables con una autonomía eléctrica inferior a 40 km, los híbridos no enchufables (HEV) y los vehículos propulsados por gas natural (GNC) o gas licuado del petróleo (GLP). Dos tecnologías alternativas por las que han apostado numerosos fabricantes.
«La etiqueta ECO no es ecológica»
«La etiqueta ECO es cualquier cosa menos ecológica. Incluye vehículos a gas, un combustible fósil y que no contribuye a la descarbonización. También se consideran ECO los vehículos híbridos, incluso los de mayor peso y cilindrada, que son poco eficientes», asegura Adrián Fernández, de Greenpeace España. «Algunos SUV de gran cilindrada obtienen la etiqueta ECO simplemente porque incorporan una pequeña batería de 48V, lo cual es una aberración», insiste.
Para sustituir la etiqueta ECO, los ecologistas proponen un nuevo distintivo con la letra D, que agruparía a todos los híbridos –también los enchufables–. También a los vehículos nuevos de combustión –incluidos los de gas– que cumplan la normativa europea de emisiones más exigente, Euro 6d en el caso de los diésel. Además, las emisiones de CO2 del vehículo deberán ser inferiores a 95 gr/km. Una simplificación tecnológica que los fabricantes no están dispuestos a aceptar.
La industria también reclama el nuevo distintivo D para los coches nuevos de gasolina y diésel –menos contaminantes que los viejos–. Pero se oponen a eliminar la etiqueta ECO o sacar a los híbridos enchufables de la categoría CERO. Meterlos a todos en el mismo saco equivaldría a desincentivar la compra de los más sostenibles.