Los vehículos híbridos, con un motor de combustión y otro eléctrico, tienen muchos argumentos a su favor (buenas cifras de consumo, nulo sonido mecánico a bajas velocidades, etiqueta Eco, conciencia de protección al medio ambiente para quien lo conduce…), pero, aunque muchos se comprarían uno, son pocos quienes finalmente lo hacen. La razón de ello es casi siempre el precio.
Por suerte hay opciones de disfrutar de estas virtudes (no de la falta de ruido mecánico) más sencillas desde un punto de vista técnico, lo que las hace más baratas. La clave está en los automóviles de gas licuado de petróleo y de gas natural compromido. Si son más económicas es porque estos coches utilizan en realidad un motor de combustión al que se le ha hecho una pequeña modificación para que pueda utilizar tanto gasolina como el correspondiente gas, que se almacena en uno o varios depósitos adicionales.
Pero estas dos tecnologías son en realidad distintas y debemos conocer sus virtudes para saber cuál nos interesa más. El gas licuado de petróleo (GLP) tiene una implantación muy importante en el mundo, incluido en algunos países europeos como Italia. Su ventaja técnica consiste en ofrecer un poder calorífico superior al de los combustibles tradicionales, lo que le lleva a emitir un 15% menos de CO2 que la gasolina y un 10% menos que el gasoil.
En España hay cerca de 700 puntos en los que repostar GLP, lo que supone una buena noticia porque encontrar un punto de recarga en pleno viaje no suele ser un problema. Y también depara la buena de que el precio del litro llega a alcanzar en algunos distribuidores los 0,66 litros, frente a 1,16 litros que suele costar el litro de gasoil y 1,27 el de gasolina. Pero también tiene algún detractor entre los más ecologistas debido a la forma de conseguirlo, que en un 65% se realiza durante la extracción de gas natural pero necesita de la extracción del petróleo para el otro 35%.
Este hándicap no lo tiene el gas natural compromido (GNC), por el que en Europa están apostando con fuerza las marcas del Grupo Volkswagen. La tecnología requerida para adaptarlos es barata, lo que no impide que consigan reducciones de CO2 próximas al 25% en los coches de gasolina y cercanas al 70% en las partículas de NOx.
El inconveniente que presenta esta tecnlogía es que la implantación de gasineras (donde se suministra el GNC) es mucho menor que la del GLP, con sólo 97 puntos repartidos en nuestra geografía y otros 36 en proyecto o ya construyéndose. Esto significa que todavía tenemos altas posibilidades de realizar un viaje sin encontrar un punto de repostaje en nuestro camino. Y sí, es cierto que si se acaba el gas natural comprimido el coche pasa a utilizar la gasolina sin que sea preciso para ello detener el motor (esta transición inapreciable tambien se da en los GLP), pero la autonomía que ofrecen utilizando gasolina no suele exceder de los 200 kilómetros.
No hay modelos en el mercado que se ofrezcan con gas natural y compromido y con gas licuado de petróleo, pero las que apuestan por una de estas tecnologías tambien cuentan con versiones 100% de gasolina, lo que nos permite establecer comparaciones.
Comenzando por la gasolina y el GNC, un Ibiza 1.0 tricilíndrico de 95 CV tiene un consumo medio de 5,5 l/100 km, lo que significa que para hacer 10.000 kilómetros en un año tendríamos que dejarnos 654 euros, tomando como referencia un precio medio de 1,19 euros/litro. Sin embargo, si optamos por la versión 1.0 GNC (que pierde 5 CV) nos beneficiaríamos de un consumo medio de 4 kg/100 km, lo que a un precio medio actual de 0,89 euros significa que recorrer esos 10.000 nos costaría 356 euros… Claro que también esta versión GNC nos cuesta 2.260 euros más que la de gasolina, diferencia que aun así es rentable a favor del GNC a partir del sexto año utilizando el coche.
En cuanto a la gasolina y el gas licuado de petróleo, podemos tomar el ejemplo del Dacia Duster con el motor TCe 1.0 de 100 CV. Si lo quemos 100% de gasolina contaremos con un consumo medio oficial de 6,2 l/100 km que para hacer 10.000 kilómetros supondrían un gasto de 738 euros. Y si optamos por la versión bifuel del mismo motor el consumo medio sube hasta los 8 litros de GLP/100 km. Y así, recorrer esos mismos 10.000 kilómetros nos costaría 528 euros. En este caso adquirir el modelo de GLP nos costaría sólo 500 euros más, sobrecoste que nos saldría rentable antes de cumplir el tercer año.
GLP y GNC. ¿Cuál encaja mejor con mis necesidades?
