La organización independiente EuroRAP, de la que forman parte la Unión Europea, empresas y clubes automovilísticos, entre ellos los españoles RACE y RACC realizan una ‘radiografía’ trianual de las carreteras de todo el continente, país por país. En el caso de España se han analizado 25.082 kilómetros en 1.388 tramos que acumulan el 53% de nuestro tráfico rodado. Y el resultado de este 18º informe de EuroRAP es que padecemos 2.160 kilómetros de ‘alto’ o ‘muy alto’ riesgo de accidente con fallecidos o heridos muy graves.
El saldo es mejor que el del anterior informe, ya que se han reducido casi 600 kilómetros de carreteras en pésimo estado de conservación o diseño. Pero no se pueden echar campanas al vuelo, ya que la previsión de reducir los accidentes mortales de tráfico en un 50% que propuso la UE para 2020 está 20 puntos por debajo antes del cierre definitivo de un año en el que el tráfico ha disminuido en densidad a causa de la pandemia de Covid-19. Ni así nos acercamos a la meta marcada.
Lo peor de la red de carreteras
La mayor siniestralidad se concentra en regiones donde más abundan las carreteras convencionales de doble sentido, en las que se concentra la mayor parte de los tramos de riesgo elevado o muy elevado calificados por EuroRAP. La calificación se construye con el cálculo del número de accidentes que se producen en las carreteras y la cantidad de vehículos que circulan por ellas. En el 15% de la longitud total de estas vías se han localizado zonas de alto riesgo, mientras que el 59% de las autovías y el 61% de las autopistas presentan un nivel mínimo de peligro mortal o de lesiones muy graves. Aunque el riesgo en las carreteras secundarias ha descendido un 52% en 10 años, todavía su riesgo es tres veces mayor que en autovías y casi cuatro veces mayor respecto a las autopistas.
El tramo oscense de la carretera nacional N-240 entre el cruce a Bailo y el límite con la provincia de Zaragoza consta de 13,8 kilómetros es el de mayor peligro de toda España, o al menos de las vías analizadas por EuroRAP. Otros 10 kilómetros de la N-541 entre Dacon y Almuzara (Orense) cuentan con riesgo muy elevado, como los de la N-345 entre La Unión y Portmán (Murcia). De los nueve tramos catalogados como los más peligrosos de toda España, Galicia cuenta con tres y Andalucía con dos.
Las carreteras con mayor probabilidad de verse envuelto en un accidente son las nacionales de larga distancia, como la N-630, conocida como la Ruta de la Plata, que tiene nada menos que 173 kilómetros de tramos de alta peligrosidad repartidos en las provincias de Asturias, León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz y Sevilla. De los 800 kilómetros de la N-420 (desde Córdoba a Tarragona), 150 están clasificados como puntos negros o rojos, peligro muy elevado o elevado, respectivamente. La N-330 entre Alicante y el puerto de Somport, en la frontera francoaragonesa, suma 112 kilómetros de tramos de máxima siniestralidad potencial, según EuroRAP.
Doble de peligro en Aragón
El riesgo de sufrir accidentes de mayor gravedad ha pasado del 11% al 8,6% en las carreteras gestionadas por el Estado, según el informe que ha facilitado la Fundación RACC en el que colaboran el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana y administraciones autonómicas como Murcia, País Vasco, Navarra, Cataluña y Aragón. Esta última comunidad registra una incidencia de accidentes con muertos o heridos graves del 18%, que dobla la media nacional del 9%. Tras Aragón, Asturias (14%), Galicia (11%) y Castilla y León (10%) están por encima del promedio nacional.
La Comunidad de Madrid no cuenta con ningún kilómetro rojo o negro en sus carreteras estatales, mientras que las otras dos comunidades uniprovinciales, Murcia y La Rioja, cuentan sólo con un 4% de kilómetros altamente peligrosos. Entre provincias, las que cuentan con más alto porcentaje de kilómetros de riesgo extremo son Huesca y León, con el 25%; Teruel, con un 35% y Orense (18%). Castellón, con el 6%, está situada por debajo de la media nacional, así como La Coruña (8%).